"Y bueno, qué querés, esto es política". Como respuesta a todo, este lema llama a pasar por alto todos los inescrupulosos comportamientos de los burócratas que manejan nuestras vidas. Cuando nos referimos a 'la política', como cualquier partida de truco, todo se distorsiona.

Y empezamos a jugar, aunque en escasas oportunidades somos parte de la repartija del triunfo. Analizamos, suponemos, armamos hipótesis, creamos estrategias imaginarias sobre si este político mentiroso saldría victorioso si se uniera con el otro político mentiroso. Cuando escarbamos un poco, ninguno resiste un archivo. Han mentido, han engañado, han robado, han estafado. Ni hablar de sus patéticos resultados económicos.

Es el 'arte del engaño', dicen los columnistas televisivos. Pero ¿Cómo puede ser el engaño, un arte? Más bien es despreciable, abominable. Es lo que en nuestra vida cotidiana catalogamos como lo que está mal. Nos duele cuando nos engañan y por ende tratamos de no hacerlo con los demás.

Sin embargo, cuando es un político quien se maneja por los caminos del engaño y la farsa se convierte en un estratega inteligente, en un hábil maniobrador que merece nuestro afecto y, por supuesto, nuestro voto. Y el defensor de los mismos salta a la controversia. “¿Acaso la gente no cambia?”, exclama. Queriendo proteger a su líder que tanto ama por mejorarle la vida con esos subsidios oportunamente pensados. Sí, cambiar cambiamos todos. Pero una cosa es cambiar dentro del ámbito de la verdad y otra cambiar por conveniencia política, eso es mentir.

El polemista canadiense y psicólogo clínico Jordan Peterson, en su libro 12 Reglas Para Vivir, nos brinda un interesante aporte sobre los rasgos de vivir en la mentira.

《Ir a lo fácil y decir la verdad no son solamente dos opciones distintas. Son dos caminos diferentes que atraviesan la vida. Son dos formas distintas de existir (...) Puedes utilizar las palabras para manipular el mundo y hacer que te proporcione lo que quieras. Es lo que viene a ser 'actuar políticamente'. Es tergiversar. Es la especialidad de aquellos que carecen de escrúpulos. Es el tipo de discurso al que la gente se lanza cuando intenta influir y manipular a los demás. Es dedicarse a la manipulación, a la proclama de eslóganes, es propaganda》

Regla 8. Di la verdad, o por lo menos no mientas

Volvemos a preguntar. ¿Este político no estuvo criticando severamente a quién está ahora a su lado? ¿Esta señora no señaló a su compañero actual en el poder como un empresario corrupto? "Y bueno, qué querés, esto es política". Quizá sea momento de enfrentar esta respuesta. Sí, es política, y es todo lo que está mal. Por eso es que no sólo no merecen nuestro voto, también hace falta mostrar nuestro completo y absoluto rechazo. Tal vez sea hora de castigar la mentira.